Tratamiento de la diabetes tipo 2: lo que necesitas saber

Vivir con diabetes tipo 2 implica tomar decisiones cada día. No se trata solo de tomar pastillas; también es cuestión de comer mejor, moverse y chequear la glucosa. Aquí tienes una guía práctica para manejar la enfermedad sin complicaciones.

Medicamentos más usados

El punto de partida suele ser la metformina. Reduce la producción de glucosa en el hígado y ayuda a que el cuerpo use mejor la insulina. Se toma con la comida y, en la mayoría de los casos, tiene pocos efectos secundarios.

Si la metformina no basta, el médico puede añadir inhibidores SGLT2 como dapagliflozina (Farxiga). Estos fármacos hacen que los riñones eliminen más azúcar en la orina, lo que baja la glucosa y, de paso, ayuda a perder peso.

Otro grupo son los agonistas del receptor GLP‑1, como liraglutida. Se aplican con una inyección diaria o semanal y, además de controlar la glucosa, reducen el apetito y pueden mejorar la presión arterial.

En casos más avanzados, se recurre a la insulina. No es necesario usarla siempre, pero si la glucosa está muy alta, la insulina basal puede ser la mejor opción. El médico ajustará la dosis según tus análisis.

Hábitos que complementan la medicación

Una dieta equilibrada marca la diferencia. Prioriza verduras, proteínas magras y granos integrales; limita azúcares simples y grasas saturadas. No hace falta seguir una dieta estricta, pero sí controlar las porciones y evitar picos de azúcar.

El ejercicio regular mejora la sensibilidad a la insulina. Caminar 30 minutos al día, montar en bicicleta o nadar son opciones fáciles. No necesitas ser atleta; con constancia verás cómo la glucosa se mantiene más estable.

Controlar el peso corporal también ayuda. Cada kilogramo que pierdas puede reducir la necesidad de medicación. Apóyate en apps de seguimiento o en grupos de apoyo para mantener la motivación.

Por último, monitorizar la glucosa en casa permite detectar patrones y adaptar el plan. Anota los valores antes y después de comer, y comparte los datos con tu profesional de salud.

Combinar estos tratamientos y hábitos no solo controla la diabetes, sino que reduce el riesgo de complicaciones como problemas cardíacos, visión borrosa o neuropatía. Consulta siempre con tu médico antes de cambiar cualquier medicamento o iniciar una nueva rutina.