EPOC: Qué es, síntomas y cómo controlarla

La Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica, o EPOC, es una afección que dificulta la respiración. Se produce cuando los conductos de aire se estrechan y los pulmones pierden elasticidad. No es una enfermedad rara; afecta a millones de personas en todo el mundo, sobre todo a fumadores o exfumadores.

Los síntomas aparecen poco a poco y a veces se confunden con un resfriado. Los más comunes son tos crónica, producción de mucosidad, dificultad para respirar al subir escaleras y sensación de opresión en el pecho. Si notas que la tos no mejora o que te falta el aire con actividades simples, es hora de consultar.

El diagnóstico se hace con una espirometría, una prueba sencilla que mide cuánto aire puedes exhalar y con qué fuerza. El médico también revisará tu historial de tabaquismo y exposición a irritantes. Un diagnóstico temprano permite iniciar tratamiento antes de que la enfermedad progrese.

Causas y factores de riesgo

Fumar es, con diferencia, la causa principal de la EPOC. Cada cigarrillo daña los bronquios y acelera el deterioro pulmonar. Sin embargo, la exposición prolongada a polvo, humo de leña, contaminación del aire y gases industriales también aumenta el riesgo. Las personas con antecedentes familiares de enfermedades respiratorias pueden ser más susceptibles.

Tratamiento y cuidados cotidianos

El control de la EPOC combina medicación, ejercicio y cambios de hábitos. Los broncodilatadores y corticoides inhalados ayudan a abrir las vías respiratorias y a reducir la inflamación. La rehabilitación pulmonar, que incluye ejercicios de respiración y caminatas guiadas, mejora la capacidad aeróbica y la calidad de vida. Dejar de fumar es el paso más importante; incluso después de años, el cuerpo puede recuperarse parcialmente.

Además, es clave evitar irritantes en casa: mantén el ambiente libre de polvo, usa purificadores de aire y evita el humo de fuego abierto. Una dieta equilibrada, rica en frutas y verduras, brinda antioxidantes que favorecen la salud pulmonar. Beber suficiente agua ayuda a que la mucosidad sea menos espesa y más fácil de expulsar.

Si sientes un empeoramiento repentino, como aumento de la tos, fiebre o mayor dificultad para respirar, llama a tu médico. Un plan de acción personalizado, que incluya cuándo usar medicamentos de rescate, puede prevenir hospitalizaciones.

En resumen, la EPOC es manejable si actúas a tiempo. Conoce tus síntomas, hazte la espirometría y sigue las indicaciones médicas. Pequeños cambios en el día a día, como dejar de fumar y mantenerse activo, marcan una gran diferencia en tu respiración y bienestar.

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