Infecciones vaginales: qué son, por qué aparecen y cómo aliviarlas

Si alguna vez has sentido picor, ardor o flujo inusual, es muy probable que hayas experimentado una infección vaginal. No es nada raro, pero sí molesto, y lo mejor es saber qué la causa y cómo actuar rápido para evitar que empeore.

Causas más comunes

Las infecciones vaginales pueden deberse a varios factores. La más frecuente es la candidiasis, provocada por un exceso de Candida, un hongo que vive normalmente en la zona pero que se descontrola cuando el equilibrio se altera. Otro culpable típico es la vaginosis bacteriana, que ocurre cuando cambian las bacterias buenas que protegen la vagina. También están las infecciones de transmisión sexual (ITS) como la clamidia o la gonorrea, que requieren atención médica inmediata.

Factores que favorecen cualquier tipo de infección incluyen el uso de antibióticos, cambios hormonales (embarazo, menstruación), ropa interior ajustada, duchas vaginales y productos perfumados que irritan la mucosa.

Cómo reconocer los síntomas

Los signos varían según la causa, pero hay algunos indicadores que aparecen con frecuencia. En la candidiasis, notarás picor intenso, sensación de quemadura y un flujo blanco y grumoso, parecido al requesón. La vaginosis suele producir un flujo grisáceo con olor a pescado y menos picor. Las ITS pueden dar sangrado después de la relación, dolor al orinar o secreción inusual de color amarillo‑verde.

Si experimentas fiebre, dolor abdominal fuerte o el flujo persiste más de una semana, es momento de consultar a un profesional.

Tratamientos y prevención

El tratamiento depende del origen. Para la candidiasis, los antifúngicos de venta libre como clotrimazol suelen ser suficientes; sigue las indicaciones y completa el ciclo. La vaginosis necesita antibióticos prescritos, normalmente metronidazol, que debes tomar tal cual te indique el médico.

En caso de ITS, el diagnóstico y la terapia son imprescindibles; la mayoría se curan con antibióticos, pero algunas, como el VIH, requieren un manejo a largo plazo.

Para prevenir futuras infecciones, adopta hábitos simples: usa ropa interior de algodón, evita ropa muy ajustada, cambia tu ropa interior después del ejercicio, no uses duchas vaginales ni productos perfumados y mantén una buena higiene sin excesos. Si tomas antibióticos, habla con tu médico sobre la posibilidad de usar probióticos para equilibrar la flora vaginal.

Recuerda que cada cuerpo es distinto. Lo que funciona para una persona puede no ser lo ideal para otra, así que siempre es buena idea consultar a tu médico si los síntomas persisten o si no estás segura de cuál es la causa. Con la información adecuada y un poco de cuidado, puedes reducir las molestias y mantener tu salud íntima bajo control.

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