Sueño REM: todo lo que necesitas saber
Si alguna vez te has despertado después de un sueño profundo y te sientes confundido, es probable que hayas estado en la fase REM, la parte más activa del sueño. REM son las siglas de «Rapid Eye Movement», o movimiento rápido de los ojos, y es cuando tu cerebro está casi tan despierto como cuando estás en vigilia, aunque tu cuerpo esté paralizado.
Durante esta fase tu cerebro procesa recuerdos, regula emociones y refuerza el aprendizaje. Es también la etapa en la que aparecen los sueños más vívidos. Por eso, cuando la cantidad o la calidad del sueño REM baja, puedes notar falta de concentración, irritabilidad y problemas para retener información.
Por qué el sueño REM es clave para tu cerebro
El sueño no se divide solo en REM y no‑REM; cada ciclo dura entre 90 y 110 minutos y se repite varias veces durante la noche. En los primeros ciclos la fase REM es corta, pero a medida que avanza la noche, los periodos REM se alargan. Esa progresión permite que el cerebro haga una limpieza profunda de conexiones neuronales y refuerce las que realmente importan.
Los estudios muestran que la privación de sueño REM afecta la consolidación de la memoria declarativa (hechos y datos) y la memoria procedimental (hábitos y habilidades). Además, la fase REM ayuda a regular el estado de ánimo: una noche sin suficiente REM puede aumentar la vulnerabilidad a la ansiedad y la depresión.
Cómo potenciar tu fase REM noche a noche
1. Respeta un horario regular. Acostarte y levantarte a la misma hora cada día ayuda a sincronizar tu reloj biológico y a maximizar la cantidad de ciclos completos.
2. Limita la cafeína y el alcohol. La cafeína bloquea la adenosina, una sustancia que facilita el sueño profundo, mientras que el alcohol interrumpe los periodos REM al fragmentar el sueño.
3. Apaga pantallas al menos una hora antes de dormir. La luz azul inhibe la producción de melatonina, la hormona que indica al cuerpo que es hora de descansar, y eso reduce la duración del sueño REM.
4. Practica técnicas de relajación. Meditación, respiración profunda o estiramientos suaves disminuyen el cortisol y permiten que el cuerpo entre más rápido en las fases reparadoras del sueño.
5. Ejercicio regular, pero no justo antes de acostarte. El ejercicio mejora la calidad general del sueño, pero hacerlo muy cerca de la hora de dormir puede elevar la temperatura corporal y retrasar el inicio del sueño REM.
6. Cuida tu alimentación nocturna. Una cena ligera, rica en triptófano (p.ej., pavo, plátano, nueces) favorece la producción de serotonina, que a su vez ayuda a regular la fase REM.
Si notas que despiertas frecuentemente, tienes pesadillas recurrentes o sientes agotamiento pese a dormir 7‑8 horas, podría ser útil consultar a un especialista del sueño. A veces, trastornos como la apnea del sueño o el síndrome de piernas inquietas reducen el tiempo que pasas en REM sin que te des cuenta.
En resumen, el sueño REM no es solo una curiosidad del cerebro; es una pieza fundamental para tu memoria, tu humor y tu salud general. Aplicar unos hábitos simples cada día puede marcar la diferencia entre despertares cansados y mañanas con energía. ¿Listo para darle a tu cerebro el descanso que merece?
Descubre cómo el sueño REM influye en la memoria, la toma de decisiones y la salud mental, y qué ocurre cuando se interrumpe esta fase vital del sueño.
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