Tipos de Accidente Cerebrovascular: Isquémico vs Hemorrágico y Estrategias de Prevención
dic, 3 2025
Un accidente cerebrovascular, o derrame cerebral, no es un solo evento. Es una emergencia médica con dos caras muy distintas: el isquémico y el hemorrágico. Aunque ambos afectan el cerebro, sus causas, síntomas y tratamientos son opuestos. Saber la diferencia puede salvar una vida.
¿Qué es un accidente cerebrovascular isquémico?
El accidente cerebrovascular isquémico es el más común: representa el 87% de todos los casos. Ocurre cuando un coágulo bloquea una arteria que lleva sangre al cerebro. Sin oxígeno, las células cerebrales empiezan a morir en cuestión de minutos.
Hay tres tipos principales. El thrombótico (50% de los isquémicos) se forma directamente en una arteria cerebral, generalmente por placa de colesterol. El embólico (20%) viaja desde otra parte del cuerpo -a menudo el corazón- y se queda atascado en el cerebro. Y el cryptogénico (30%) no tiene causa clara, a pesar de las pruebas.
Los síntomas suelen aparecer de forma gradual. Puedes notar entumecimiento en un brazo que se extiende durante 15 minutos, o dificultad para hablar que empeora poco a poco. Muchas personas lo confunden con fatiga o mareo. Pero si la cara se cae, un brazo se debilita o la palabra se traba, no esperes. Llama al 112.
¿Qué es un accidente cerebrovascular hemorrágico?
El hemorrágico es menos común -solo el 13-15% de los casos- pero más letal. Aquí no hay bloqueo. Hay una ruptura. Una arteria dentro o alrededor del cerebro se rompe, y la sangre se filtra, comprimiendo tejido cerebral.
Se divide en dos: el intracerebral (8-10% de todos los derrames), donde la sangre se escapa dentro del tejido cerebral, y el subaracnoideo (5%), donde la sangre se derrama en el espacio entre el cerebro y la membrana que lo recubre. Este último suele venir de un aneurisma roto.
Los síntomas son brutales y repentinos. Una cabeza que explota, como nunca antes. Náuseas, vómitos, pérdida de conciencia. Muchos pacientes describen un dolor tan intenso que no pueden pensar en otra cosa. Además, hay signos claros: pupila más grande en un ojo, convulsiones, agitación extrema. El 92% de los pacientes hemorrágicos tienen dolor de cabeza intenso, frente al 19% de los isquémicos.
Diferencias clave: síntomas, causa y evolución
La diferencia más importante no es solo la causa, sino cómo se desarrolla.
El isquémico suele ser silencioso al principio. Puedes notar algo raro, pero no te alarmas. Puede empeorar en horas. El hemorrágico, en cambio, golpea como un rayo. En segundos, el cerebro se llena de sangre. La presión aumenta rápido. La muerte puede llegar en minutos.
Las causas también son distintas. El isquémico está ligado a enfermedades del corazón, especialmente la fibrilación auricular. Las personas con esta arritmia tienen un riesgo 5 veces mayor de sufrir un derrame embólico. El hemorrágico, en cambio, se asocia casi siempre con hipertensión. El 78-88% de los hemorragias cerebrales se deben a arterias debilitadas por presión arterial alta crónica.
Y en el hospital, el diagnóstico es diferente. La tomografía computarizada (TC) es la primera herramienta. En segundos, los médicos ven si hay sangre (hemorrágico) o si el flujo está bloqueado (isquémico). Si te equivocas, el tratamiento puede matarte. Dar un medicamento para disolver coágulos a alguien con una hemorragia es un error fatal.
Tratamientos: lo que se hace en cada caso
En el isquémico, el objetivo es abrir la arteria. Si llegas al hospital en menos de 4,5 horas, puedes recibir alteplase o tenecteplase, medicamentos que disuelven el coágulo. En casos graves, se hace una trombectomía mecánica: un catéter entra por la ingle, llega al cerebro y saca el coágulo con un dispositivo. Esto funciona hasta 24 horas después del inicio, si el tejido aún está vivo.
En el hemorrágico, no se usan anticoagulantes. Se trata de detener el sangrado. Si es por un aneurisma, se puede hacer una clipaje -una cirugía para colocar una pinza metálica en la base del aneurisma- o una coiling -insertar espirales de metal por dentro del vaso para sellarlo. Si la sangre se acumula mucho, se puede hacer una cirugía para drenarla y reducir la presión.
Los avances recientes son prometedores. El estudio MISTIE III (2022) mostró que una técnica mínimamente invasiva con alteplase reduce la muerte en un 10% en hemorragias profundas. Y en isquémicos, el estudio WAKE-UP (2023) permitió usar trombolíticos hasta 9 horas después en pacientes elegidos con resonancia magnética.
Prevención: cómo evitar que te pase
La buena noticia es que hasta el 80% de los accidentes cerebrovasculares se pueden prevenir. Pero la estrategia depende del tipo.
Para prevenir el isquémico: si tienes fibrilación auricular, toma anticoagulantes como apixaban o rivaroxaban. Estos reducen el riesgo entre un 60% y 70%. Si no tienes esa arritmia, pero ya tuviste un derrame, toma aspirina (81 mg) o clopidogrel. Esto reduce el riesgo de otro en un 25%.
Para prevenir el hemorrágico: controla tu presión arterial. No basta con tenerla “bien”. El estudio SPRINT (2021) demostró que mantener la sistólica por debajo de 120 mmHg -no 140- reduce el riesgo de hemorragia cerebral en un 38%. Si tomas medicamentos, no los saltes. Si no los tomas, empieza ahora.
El estilo de vida importa para ambos. La dieta mediterránea -con aceite de oliva, pescado, frutos secos, verduras- reduce el riesgo de derrame en un 30%, según el estudio PREDIMED. Caminar 150 minutos a la semana (30 minutos, 5 días) baja el riesgo en un 27%. Dejar de fumar es uno de los cambios más poderosos: en un año, tu riesgo se reduce a la mitad.
Factores que nadie te dice
Hay cosas que no aparecen en los folletos. Por ejemplo: los jóvenes también sufren derrames. Y muchas veces los médicos los confunden con migraña o estrés. El 41% de los pacientes con diagnóstico erróneo eran menores de 45 años.
También: el tiempo cuenta. El 73% de los que tuvieron buenos resultados reconocieron los signos del FAST (cara caída, brazo débil, habla confusa, tiempo para llamar) en menos de 5 minutos. Si esperas, pierdes cerebro. Cada minuto sin tratamiento equivale a 1,9 millones de neuronas muertas.
Y no todo se ve en la TC. Ahora se están probando marcadores sanguíneos como la GFAP, que con un simple análisis puede decir si hay sangrado en el cerebro en 15 minutos. Esto podría cambiar cómo se atiende a las personas en ambulancias o en farmacias.
¿Qué pasa después?
La recuperación no es igual para todos. Algunos estudios dicen que la gravedad del derrame importa más que el tipo. Otros, que los hemorrágicos tienen un 23% más de muertes en los primeros 30 días, incluso si el daño inicial es similar.
Lo que sí es cierto: el apoyo familiar, la rehabilitación temprana y no abandonar los medicamentos marcan la diferencia. Muchos pacientes con isquémico mejoran mucho con fisioterapia. Los hemorrágicos necesitan más tiempo, más cuidados, y a veces, más apoyo psicológico.
La tecnología ayuda. Plataformas como Viz.ai, usadas en más de 1.200 hospitales, reducen el tiempo entre llegar al hospital y recibir el medicamento en 52 minutos. Eso significa más cerebro salvado.
Conclusión: lo que realmente importa
No necesitas ser médico para salvar una vida. Solo necesitas saber dos cosas: reconocer los signos y actuar rápido. No importa si es isquémico o hemorrágico. Si algo no encaja, si la cara se cae, si el brazo no responde, si la palabra se pierde -llama al 112. No esperes. No lo discutas. No lo minimices.
Controla tu presión. Toma tus pastillas. Come bien. Muévete. Deja de fumar. Estas acciones no son solo para “estar saludable”. Son escudos contra un enemigo silencioso que puede cambiar tu vida en segundos.
El derrame cerebral no es un destino. Es una consecuencia. Y las consecuencias se pueden evitar.
¿Cuál es la diferencia principal entre un accidente cerebrovascular isquémico y uno hemorrágico?
La diferencia clave está en la causa: el isquémico ocurre por un bloqueo en una arteria cerebral, lo que impide que la sangre llegue al tejido. El hemorrágico sucede cuando una arteria se rompe y la sangre se escapa dentro o alrededor del cerebro. Uno es por falta de flujo, el otro por sangrado excesivo. Aunque el isquémico es más común (87%), el hemorrágico suele ser más grave y con mayor mortalidad inmediata.
¿Qué síntomas indican que podría ser un accidente cerebrovascular hemorrágico?
Los síntomas más característicos del hemorrágico son un dolor de cabeza repentino y extremo, como nunca antes, pérdida de conciencia, vómitos, convulsiones, pupila desigual o dilatada, y agitación intensa. Estos signos aparecen de forma abrupta, a menudo en cuestión de segundos. A diferencia del isquémico, que puede empeorar lentamente, el hemorrágico suele ser un evento súbito y dramático.
¿Es posible prevenir un accidente cerebrovascular?
Sí, hasta el 80% de los accidentes cerebrovasculares se pueden prevenir. Para el isquémico, controlar la fibrilación auricular con anticoagulantes y tomar antiagregantes como aspirina es clave. Para el hemorrágico, mantener la presión arterial por debajo de 120 mmHg es el factor más importante. Además, dejar de fumar, hacer ejercicio regularmente y seguir una dieta mediterránea reducen el riesgo en un 30% o más.
¿Qué debo hacer si sospecho que alguien tiene un accidente cerebrovascular?
Actúa rápido. Usa la regla FAST: observa si la cara se cae al sonreír, si un brazo se cae al levantarlo, si la habla es confusa o ininteligible. Si ves alguno de estos signos, llama al 112 inmediatamente. No esperes a ver si mejora. No intentes llevarlo tú mismo al hospital. Cada minuto cuenta: el cerebro pierde 1,9 millones de neuronas por minuto sin tratamiento.
¿Pueden los jóvenes sufrir un accidente cerebrovascular?
Sí. Aunque es más común en personas mayores, los accidentes cerebrovasculares también afectan a jóvenes, incluso menores de 45 años. A menudo se confunden con migraña, estrés o fatiga, lo que retrasa el diagnóstico. Los factores de riesgo en jóvenes incluyen consumo de drogas, trastornos de coagulación, enfermedades autoinmunes o malformaciones vasculares. No asumas que es imposible por tu edad.
castro fabian
diciembre 3, 2025 AT 23:43Que locura que todavía haya gente que piensa que los derrames son cosa de viejos. Yo vi a un tío de 32 años con un hemorrágico por presión alta y drogas. El sistema de salud aquí en México no está preparado, y si no lo ves venir, te lo llevas por delante. No es un chiste, es la realidad.
Teresa Amador
diciembre 4, 2025 AT 14:40Me conmovió profundamente este artículo. En mi ciudad, una vecina perdió a su marido porque nadie reconoció los síntomas... y ella pensó que era una migraña. Hoy, cada vez que salgo a caminar, repaso el FAST en mi cabeza. No quiero que nadie más sufra por ignorancia.
Elkin Hernandez
diciembre 5, 2025 AT 21:57La verdad es que la mayoría de los médicos no saben lo que hacen y siguen recomendando aspirina como si fuera una pastilla de caramelo. Si tienes fibrilación auricular y no tomas anticoagulantes modernos como el apixaban estás jugando a la ruleta rusa. No es un consejo, es una realidad médica. Y no me vengas con que la naturaleza lo cura todo, por favor. El cuerpo no es un chiste.
Yadira Yazmin Coronel Najera
diciembre 7, 2025 AT 13:40Claro, y el 80% se puede prevenir... ¿pero quién te da los medicamentos gratis? ¿Quién te enseña a comer bien si vives en un barrio donde lo más saludable es el pan con manteca? Esto es pura propaganda de farmacéuticas. Mientras los políticos no hagan algo real, esto es solo un discurso bonito para gente con seguro privado.