Antipsicóticos: Qué son, cómo actúan y qué debes saber
Los antipsicóticos son fármacos que se usan para controlar síntomas de trastornos mentales como la esquizofrenia, el trastorno bipolar o la psicosis. Actúan sobre los neurotransmisores del cerebro, especialmente la dopamina, y ayudan a reducir alucinaciones, delirios y agitación. Si te han recetado uno, es porque el especialista quiere equilibrar tu estado de ánimo y evitar recaídas.
Estos fármacos no son una solución mágica; se usan junto con terapia, hábitos saludables y apoyo familiar. Es clave tomarlos exactamente como indica el médico, sin saltarse dosis, y avisar cualquier cambio inesperado.
Tipos más comunes de antipsicóticos
En el mercado encuentras dos grandes grupos: típicos (de primera generación) y atípicos (de segunda generación). Los típicos, como la haloperidol o el clorpromazina, fueron los primeros y suelen causar más efectos extrapiramidales (temblores, rigidez). Los atípicos, como la risperidona, olanzapina o quetiapina, tienden a ser mejor tolerados pero pueden aumentar de peso y alterar el metabolismo.
Según la gravedad del cuadro y la respuesta individual, el médico elegirá el que mejor se ajuste. Algunos pacientes responden bien a una dosis baja de un atípico, mientras que otros necesitan combinar tratamientos. Siempre hay que seguir las indicaciones y no cambiar de medicamento por cuenta propia.
Efectos secundarios y cómo manejarlos
Como cualquier medicamento, los antipsicóticos pueden producir efectos secundarios. Los más habituales son somnolencia, sequedad de boca, aumento de peso y, en casos raros, cambios en la presión arterial. Si notas temblores, rigidez o movimientos involuntarios, avisa al profesional; a veces basta con ajustar la dosis o cambiar a otro fármaco.
Para minimizar el aumento de peso, incorpora ejercicio regular y controla la alimentación, priorizando verduras, frutas y proteínas magras. Mantén hidratado y evita el alcohol o sustancias que puedan interferir con el tratamiento. Las visitas de control son esenciales: el médico evaluará sangre, colesterol y glucosa para detectar posibles problemas a tiempo.
Recuerda que cada cuerpo reacciona de forma distinta. No todos experimentarán los mismos efectos y algunos pueden sentirse mejor rápidamente. Si tienes dudas, anota los síntomas y compártelos en tu próxima cita. La comunicación abierta con tu profesional de salud es la mejor herramienta para ajustar el tratamiento y garantizar tu bienestar.
En resumen, los antipsicóticos son aliados importantes para controlar trastornos mentales, pero requieren uso responsable y seguimiento médico. Con la información adecuada y un plan de cuidados, puedes manejar los efectos secundarios y aprovechar al máximo los beneficios del tratamiento.
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